A Chile le falta gol, le falta concretar. Presiona, persigue, se hace dueño de la pelota y, por momentos, genera un fútbol atractivo. El problema es que no traduce este dominio en festejos, y eso es preocupante, porque ante un rival como El Salvador, en su último amistoso previo al inicio de la Copa América, debió darse un festín, pero no lo hizo. Pese a ganar, la Roja dejó una sensación de suspenso, pensando en que el nivel del torneo que se inicia este jueves será mucho más exigente que lo ofrecido por los centroamericanos.

Evaluar a la Selección en función de su adversario tiene poco sentido. La diferencia de jerarquía y calidad en favor de la Roja es demasiado grande. El dominio del juego, como se esperaba desde el anuncio de este juego, perteneció por completo al cuadro nacional. En pocas palabras, se cumplió el augurio de Jorge Sampaoli, pues sólo fue un entrenamiento más que un partido real.

Lo valioso, entonces, era ver al combinado local por partes. Revisar nombre por nombre a sus jugadores y tener el ojo puesto en los que suman poco rodaje este semestre, pero que para el entrenador son fundamentales. Con Felipe Gutiérrez, Gonzalo Jara y Eduardo Vargas en la primera línea de los oxidados. Al volante del fútbol holandés, justamente, fue a quien más se le notó la falta de competencia, pese a su ímpetu en los primeros minutos. Vargas, en tanto, se vio activo en ataque, pero con poco veneno. Y Jara, por su parte, poco apurado en la defensa, por la escasa osadía de El Salvador.

Con las obvias ausencias de Claudio Bravo y Arturo Vidal (hoy en Berlín para la final de la Champions), la Roja entró a la cancha con una oncena prácticamente titular. La única duda, aparentemente, está en el sector izquierdo de la zaga, donde Jean Beausejour y Eugenio Mena se pelean el puesto. En esta ocasión el DT partió con el de Colo Colo y fue justamente por su banda por donde la visita llevó, casi en exclusiva, todos sus ataques. A Bose le cuesta defender, pero también es el que mejor centra en el equipo. Lo demostró al cederle el gol a Jorge Valdivia (14’), para la apertura de la cuenta.

En el segundo tiempo, la Selección probó nuevas variantes. Le dio minutos a Mauricio Pinilla y Angelo Henríquez en ofensiva, pero no mejoró mucho la artillería. También probó a David Pizarro como eje del mediocampo, sin sacar a Marcelo Díaz del terreno, lo que le dio todavía más posesión a la escuadra criolla. Posesión sin anotar, sin embargo, sirve de poco.

Podrá Sampaoli apegarse al discurso de muchos entrenadores. Decir que lo importante es generarse ocasiones, porque los goles son consecuencia del buen juego. Y puede tener razón. El problema es que el debut en la Copa América está a menos de una semana y la presión sobre la Roja es grande. En su casa, ante su público, jugar bien no será suficiente para la Roja.